Despedida

Hoy nos despedimos de Luistri para siempre. El funeral fue en la capilla del colegio Nuestra Señora de Fátima. Fue como un regreso triste al pasado. Allí estábamos unos cuantos de los de antes, mucho más viejos. El rostro de Luistri sonriente en un cartelón. Me encantó estrechar la mano y saludar a la gente del pasado. Estos momentos te hacen reflexionar sobre la brevedad de la vida. El paso del tiempo... Un día todos nos habremos ido. Quién sabe si entonces volveremos a disfrutar de la presencia de Luistri...

El cura dijo cosas bonitas de Luistri. Habló de Dios, por supuesto. Dijo que Dios se manifestaba en los hombres, y que Luistri fue un buen espejo. No entiendo mucho de Dios, pero entiendo a que se refería...

Nos invitaron a decir unas palabras. Todos los viejos compañeros sentimos el miedo escénico, aunque seguro que muchos queríamos decir algo. Supe que ese era mi momento. Me armé de coraje y subí al altar. Agarré el micrófono y puse voz a lo que muchos sentíamos: que pese a los años, 23, ahí estábamos recordándole, sería por algo... Me emocioné y vi rostros emocionados. La voz se me quebró, pero quedé en paz. Recibí palabras de agradecimiento y cariño.

Aún tuve el coraje de saludar a los familiares de Luistri y a los clérigos de San Viator. Reflexioné con uno de los hermanos viatores sobre el vacío que iba a dejar Luistri en Bolivia. Me insinuó que iba a ser muy difícil encontrar a alguien que le supliera pues era muy polifacético: sacerdote de parroquia, educador, y cuidador de cerdos para dar de comer a los niños. Sí, no deben quedar muchos con todas esas especialidades en su curriculum...

Ahora sólo nos queda seguir viviendo nuestro tiempo lo más dignamente que podamos. Reflexionar sobre su vida y persona. La vida debe continuar...

Comentarios

Entradas populares