Autoridad y selección en las aulas

Ya hace un mes que comencé un nuevo curso del paro. De nuevo 3d y multimedia. Hoy mis alumnos no tienen clase, pero a mí me toca venir al centro. Desde el aula vacía formulo la pregunta que siempre hago: ¿y la responsabilidad de los profesores dónde queda?


Siempre que se habla del tema educativo se cuestiona al alumno. No son buenos tiempos para los profesores desde luego, pero tampoco se trata de volver a los tiempos en que con su autoridad campaban a sus anchas. Los políticos más populistas (tengo un nombre en la cabeza) aprovechan cada agresión en las aulas para reivindicar el regreso a los viejos tiempos y a la antigua autoridad del profesor. Según ellos el problema educativo quedaría resuelto devolviendo a los docentes la autoridad de antaño. Eso y el retorno a la escuela selectiva, que no es otra cosa que entresacar las "malas hierbas" de entre los alumnos "válidos". Ideas simples para un problema más que complejo. Y para que lo entienda el pueblo, claro...

A los políticos más populistas no les interesa hablar del factor socioeconómico. Para ellos el problema educativo es intrínsico al mismo sujeto sobre el cual recae el problema: el alumno que fracasa. Y es entonces cuando nos hablan de escuela selectiva y de autoridad en las aulas.

Creo que en la mayoría de los casos el fracaso escolar está relacionado con el factor socioeconómico. Los mayores problemas escolares siempre ocurren en las zonas más deprimidas económicamente. En ocasiones se cuestiona la calidad educativa de muchos colegios públicos, cuando en los colegios públicos de zonas "económicamente bien" no hay problemas.

Como docente tengo alumnos espabilidados y no tan espabilados. Para mí resulta mucho más fácil explicar la lección a los que entienden todo a la primera y a los que son aplicados. Me resulta muy cómodo explicar la lección una sola vez, mandar tarea, y sentarme en mi puesto a descansar. Pero no me pagan sólo para eso, sino también para sacar adelante a los más perezosos y a los que tienen más problemas de entendimiento.

Mi formación es más fruto de mi esfuerzo personal que de la escuela selectiva y autoritaria en la que estudié. En mis tiempos, la autoridad del maestro era incuestionable. Muchos maestros explicaban la lección y si no entendías peor para ti. Después de explicar te mandaban tarea, y se ponían a leer el periódico, incluso a echar la siesta en clase. Luego se daban una vuelta revisando la tarea, y al que no la había hecho le llamaban vago. A mí me parece abominable que algunos reinvindiquen esa vieja escuela como la escuela de calidad.

En nuestra universidad las cosas siguen siendo así. Los profesores hartos de privilegios campan a sus anchas. Y cuando en una clase suspenden al 80% de los alumnos se cuestiona a estos en vez de al catedrático de turno. Para los tertulianos de los medios hablar de reforma universitaria siempre es exigir más esfuerzo de parte del alumno. Por supuesto que siempre hay algún profesor universitario en estas tertulias.

En lo único que coincido con los políticos más populistas es en lo de la "cultura del esfuerzo". Pero con el matiz de que el esfuerzo siempre ha de ser para profesores y alumnos.

A nivel de primaria y secundaria, no soy optimista. No hay más que ver los valores "culturales" predominantes en los medios de comunicación: éxito, fiesta, guapos, dinero, galácticos, y poco trabajar. Y en los barrios más humildes unos padres poco preparados culturalmente, trabajando todo el día y con poco tiempo y ganas para atender a los hijos. Bueno, por fin con más tiempo, porque ahora muchos no tienen empleo.

En la universidad, profesores anclados en su pedestal, tan acomodados que hace mucho que dejaron de formarse y que que en ocasiones imparten asignaturas tan desactualizadas que poco tienen que ver con el exigente mercado de trabajo actual. Parece que es así como se pretende competir en un mundo cada vez globalizado.

Ante este panorama para mí sólo hay una solución: invertir más en educación de calidad, y cortar de raíz cualquier privilegio. Entresacar "malas hierbas" sólo conduce a formar menos a los que menos formación tienen. Más bien, yo propongo, dividir a los alumnos según su capacidad, y ello implica más docentes y más aulas. Pero nunca dejar de formar.

Y si se piensa en dar más autoridad a los docentes habrá que pensar también en el modo de evaluar la calidad de su trabajo. Porque de lo contrario acabarán acumulando los privilegios de antaño o de los profesores universitarios: antes de exigir al alumno siempre hay que exigir la honestidad del docente...

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