Desierto

Desierto en la oscuridad de la noche
Ante mí, el desierto. En la calmada noche, apenas veo nada, solo se divisan las estrellas y la borrosa línea del horizonte. Me encuentro perdido y paralizado por el miedo. Quizá mañana muera de sed. Debería escoger algún camino para ponerme a salvo, pero tengo la sensación de que cualquier esfuerzo será en vano, que ya da igual el rumbo que coja, pues no llegaré a ninguna parte. Pienso... La soledad, y el leve viento nocturno me sobrecogen. Decido quedarme sentado, encorvado, acurrucado conmigo mismo, para disfrutar de la noche estrellada. El espectáculo celeste me embriaga y envuelve en una dulce somnolencia, que probablemente me conducirá hasta la muerte. Reflexiono... No sé si sería mejor luchar mientras aún me queden fuerzas. Vuelvo a lo mismo, a que qué sentido tiene la más mínima molestia si la derrota es segura. Decido seguir extasiándome con el espectáculo de las estrellas, hasta que el sueño me venza. Quizá el alba alumbre la esperanza de un nuevo día, en el que volveré a caminar rumbo a un repetido espejismo. O tal vez, tras quedarme dormido, solo me espere la definitiva noche eterna... Todo son conjeturas: tal vez, tal vez...

Comentarios

  1. "... tengo la sensación de que todo esfuerzo será en vano, que da igual el rumbo que coja, porque no llegaré a ninguna parte."

    ¡Qué desierto tan familiar! Desde que el mundo es mundo debatiéndonos entre la incapacidad de adivinar nuestro destino y el seguir andando.

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    Respuestas
    1. Y aun así nos levantamos y seguimos caminado, siempre que se nos ofrece un nuevo día...

      No sé cua´ndo me hiciste este comentario; no me avisa blogger, ya ves. En cualquier caso, un abrazo, y a seguir andando...

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